LIMERENCIA

  Meripoza, 28

Las piezas encajaban perfectamente, mi oído en su pecho, mis brazos en su cuello, nuestros sueños y la seguridad que solo su mano sujetando lo nuestro podía brindar; seguir hasta dónde la fusión de mis oraciones y las suyas formen una sola. Su dulce mirada afirma todo esto, no temo caer, pues estás aquí, no temo caer. No había palabras, solo vacíos llenos de adrenalina aderezando este corazón que tenía forma de... ¿El amor se siente en el estómago? ¿Y el corazón en el cerebro? No es práctico, ese acelerado palpiteo que se hunde en las tripas, ni ese corazón que sube al pensamiento y se adueña de la razón. ¿Cuál es el juego? dónde comienza un sentimiento; el sentido del recato que guarda el silencio no puede mantener las preguntas incómodas, hasta el cielo resiente mis angustiados afanes de ti. Te pienso, como se piensa en aquello que te devuelve la sonrisa, te pienso como ese último y primer rastro de lucidez al abrir mis ojos. Te pienso, ahora solo dilo... ¿Piensas en mí?