Incluirte con café

Esta condición que me mantiene en espera de ese matiz tan radiante como el cielo, será que los medios para diagnosticar este mal carecen de sentido común o es un problema autolesivo que juega con todas mis neuronas y jugos gástricos.
Despampanante y absurdamente consecuente.
Su tararear y su venir que sube, viene, regresa y va podría terminar con la cordura y condición de cualquier viajero local. Desearía tomarlo firmemente y grabar sobre su piel cada segundo que roba hasta que pudiera ver su condición y por consecuente la mía.
Bastaría una tarde en un café de "Fortín de las flores" para grabar en su corazón esto que siento, no solo quedaría embelesado por aquello majestuoso; estaría embriagado por ese aroma de gardenias que envuelve hasta al más rudo ruiseñor. Serías mi ruiseñor cada día, serías mi melodía favorita, podría dejarte libre cada día con la esperanza de no dejar de contemplarte jamás.
Entre mi almuerzo express y melodías "tú me bastas".
Quería correr y abrazarte tan fuerte que aún la distancia más prolongada pudiera haberse borrado. Quería decirte los proyectos siguen y la parte que te toca está allí, intacta y exclusiva para ti. Solo tú y todo lo que eras podía llenar ese hueco diseñado por ti, ni el mejor instrumento hubiera dejado ese lugar tan especial para llenarlo. Todos anhelamos tu regreso yo un poco más claro, pero eso es un secreto entre mi corazón, la neurona que rescate y yo. Todo parecía marchar bien como hoy, como antes, anhelo ese regalo tan esperado eso que solo yo sabré, que solo tú tendrás; Un sí o un no y tu maletín ¿qué traerá? ¿tus labios?¿Tus pensamientos? Seré yo o será un divertido nosotros.
Pero en cambio mi realidad no era esa bella expectativa, no lo era. ¡No lo era, apretujado corazón necio, y si lo consuelo vienes de nuevo a quebrantarlo con esa sonrisa Pilla y ese enrollado cabello. Algunas veces te detesto, algunas veces me detesto a mi misma.
Incluso detesto esos planes donde sin querer te incluí.